No le podemos exigir calidad literaria a un fantasma. Sí podemos preguntarnos cuánto de lo que recordamos o atesoramos de su mejor obra realmente sobrevive en esta reliquia encontrada, y si su estilo y su imaginación pueden ser reconocidos como algo más que ecos o murmullos en esta prosa final, donde tal vez la mejor opción es hacer la vista gorda y leer con esa fe ciega que aún parecen exigirle al mundo los viejos coroneles de la literatura latinoamericana.
“El tirano no es veleidoso, sino sistemático. El tirano no se desparrama en caprichos, sino se concentra en una idea. El tirano es un hombre de principios”.
“La habilidad política es la capacidad de predecir lo que va a pasar mañana, la próxima semana, el próximo mes y el próximo año. Y siendo tan hábiles, después, para explicar por qué no fue así”.
“Un único mandato de la moral puede suplantar a todos los demás: nunca hagas ni digas algo que no pueda ver y oír el mundo entero. Yo, por mi parte, siempre he considerado como el hombre más digno de aprecio a aquel romano cuyo deseo se cifraba en que su casa fuera construida en forma tal que pudiera verse cuanto sucedía en ella”.
“Los pueblos más civilizados están cerca de la barbarie como el hierro más pulido lo está del óxido. Los pueblos, como los metales, solo son brillantes en la superficie”.