Mo Yan: “(Los ríos) son fuentes de culturas, civilizaciones y, por supuesto, también son recursos literarios”

El Premio Nobel de Literatura 2012 dio ayer una charla en la que homenajeó a los escritores latinoamericanos que lo han influido. Nombrado en la ocasión Doctor Honoris Causa por la Universidad Diego Portales, el autor de Sorgo rojo relató también los días que pasó en 2014 navegando el Amazonas.

por Matías Hinojosa I 7 Agosto 2019

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En su conferencia “Mis recursos literarios”, brindada ayer en la Biblioteca Nicanor Parra de la Universidad Diego Portales, el ganador del Premio Nobel de Literatura 2012, Mo Yan, compartió recuerdos de infancia y apreciaciones literarias, en un relato que tuvo como hilo central los días que pasó navegando por el Amazonas en 2014.

En la ocasión también fue nombrado Doctor Honoris Causa por la universidad, galardón que le fue entregado por el rector Carlos Peña, quien apuntó, durante la presentación, que el recibimiento de este título por parte del autor chino “más que honrarlo a él es un honor para la universidad”.

Frente a un auditorio colmado, donde destacó la alta asistencia de la comunidad china, Peña recordó: “Mo Yan al momento de agradecer con su discurso el Premio Nobel, prefirió contar historias, historias enlazadas con la trayectoria de su patria y el recuerdo de su madre. En vez de teorizar sobre su profesión, o intentar buscar en ella una tarea que la trascendiera, Mo Yan prefiere simplemente ejercerla, mostrando que su vocación de contar historias solo puede ser explicada a través de otras historias, como si los seres humanos estuviésemos envueltos en un cuento gigantesco que no acabara nunca”.

Siguiendo este modelo, el autor de Sorgo rojo volvió a explayarse en relatos para vehiculizar sus planteamientos. “Les voy a hablar de los ríos y la literatura”, comenzó diciendo. “Me apasionan los ríos y siento especial interés por los conocimientos que tienen que ver con estos fenómenos geográficos. (…) Al imaginarme el Amazonas y sus 15 mil afluentes, los 200 kilómetros de ancho de su desembocadura y que por él fluye un 20 por ciento del volumen mundial de agua, me emociono. (…) Caudalosas corrientes se reúnen aquí y engendran tanta existencia como una madre. Los ríos son vasos sanguíneos de la Tierra, se distribuyen como una red, significan vida. Sin ellos hay desierto. Son fuentes de culturas, civilizaciones y, por supuesto, también son recursos literarios”.

 

 

Su charla fue también un sentido homenaje a los autores latinoamericanos que han influido de modo importante en su narrativa. “Navegando por el río pensé muchas veces en García Márquez, Vargas Llosa, Juan Rulfo, Alejo Carpentier, Miguel Ángel Asturias, Pablo Neruda, Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, Carlos Fuentes… Una constelación de autores de la literatura latinoamericana. He leído bastantes obras de América Latina y soy consciente de que ha sido solo una pequeña parte. Sin embargo, esta pequeña parte me impresionó y me inspiró”.

El nombre que más se repitió en su discurso fue el de Gabriel García Márquez, recordando varios episodios de su infancia que le hacían pensar en Macondo y Cien años de soledad. “Hay una historia relacionada con un vecino mío que creo que nunca podré escribir”, confesó. “Él ha estado soltero durante mucho tiempo, dicen que se había casado hace muchos años, pero que se fue después de la noche de bodas. Los motivos del divorcio eran misteriosos. Muchos años después, cuando comencé a escribir novelas, le ofrecí dos botellas de vino y dos cartones de cigarros a cambio del secreto de su divorcio. Resultó que su novia era una mujer con cola. Él retrató vívidamente la cola que vio en su noche de bodas, con detalles mucho más impresionantes que la descripción hecha por García Márquez, pero no importa qué tan maravillosa sea esta historia, si la escribo sería considerada una mala imitación”.

También reflexionó sobre su novela Rana, inspirada en su tía ginecóloga, cuyas escenas finales ocurren en un río durante una persecución. El libro, como contó Mo Yan, debido a su temática, estimuló en China la discusión sobre la política del hijo único, la cual fue abolida en 2015. “Mucha gente me ha hablado sobre la influencia de esta novela en la derogación de la política del hijo único. No puedo admitirlo ni negarlo. Y no se trata de modestia. Pero creo sinceramente que influir en una política específica es solo un efecto secundario de algunas novelas. El papel de una verdadera gran novela es influir en la mente y en el espíritu de los humanos, otorgarles un consuelo, una señal de confianza a la gente cuando se enfrenta a situaciones complejas y problemas difíciles”.

Para terminar la charla, habló sobre la sequía que afecta hace más de 30 años el río que cruzaba su aldea de infancia (está seco ahora), apuntando que “envidio a los escritores latinoamericanos que viven en la Amazonía. Mientras haya agua en sus ríos, su imaginación y creatividad serán inagotables”.

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