Mezcla despiadada de poesía y realidad

La primera pregunta que surge al leer Por qué hacen tanto ruido es qué tipo de libro tenemos entre manos. Porque si bien se nos dice que se trata de una novela y hay en él una evidente curva narrativa, al mismo tiempo somos embestidos por la escritura de Carmen Ollé, un lenguaje cuya concentración y belleza posiciona este libro a medio camino entre la novela y la poesía.

por Rodrigo Olavarría I 15 Octubre 2020

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Durante todo el siglo XX Perú fue pródigo a la hora de producir novelas escritas por poetas. Otra forma de decirlo es que Perú posee una sólida tradición de raros, pensando en la genealogía que Ángel Rama tomó prestada de Rubén Darío, que son capaces de salir bien parados en ambos géneros. Esta antitradición se inicia con La ciudad de los tísicos (1911) de Abraham Valdelomar, continúa con La casa de cartón (1927) de Martín Adán, Los inocentes (1961) de Oswaldo Reynoso, El cuerpo de Giulia–No (1971) de J. E. Eielson y llega a una especie de apoteosis amazónica con Las tres mitades de Ino Moxo (1981) de César Calvo. La notoria ausencia de mujeres en esta lista es en parte reparada con la publicación de Por qué hacen tanto ruido (1992) de Carmen Ollé (Lima, 1947), una novela que lleva a la prosa la indagación en la realidad social y el deseo femenino que la misma Ollé realizó en poesía en su primer libro, Noches de adrenalina (1981).

La primera pregunta que surge al leer esta impecable reedición de Ediciones Overol es qué tipo de libro tenemos entre manos. Porque si bien se nos dice que se trata de una novela y hay en él una evidente curva narrativa que nos urge a descubrir qué pasará con esta madre, escritora y profesora, al mismo tiempo somos embestidos por la escritura de Carmen Ollé, un lenguaje cuya concentración y belleza posiciona este libro a medio camino entre la novela y la poesía. Una situación que Ollé ya había explorado en su segundo libro, Todo orgullo humea la noche (1988), donde reúne poemas y textos en prosa. En Por qué hacen tanto ruido, sin embargo, la apuesta es total y el animal salvaje que habita la escritura de Ollé se agita y resopla en libertad.

Cuando digo que este magnífico libro es sobre más que un quiebre amoroso, lo que quiero decir es que es un libro sobre la dificultad de ser mujer, un tapiz donde, como en los fragmentos de un espejo roto en la habitación de la escritora, vemos reflejarse otros aspectos tan relevantes como el que domina la narración.

La historia despojada de todo adorno es la de una mujer que in­tenta con dificultad separarse de su marido, Ignacio, un hombre que se debate entre la esquizofrenia y el alcoholismo, un poeta al que admira y ama en igual medida, y con quien tiene una hija y un matrimonio de 10 años. El alejamiento parece imposible, aunque la relación esté irremisiblemente quebrada, ya que sus vidas están tan entrelazadas que separarlas es correr el riesgo del derrumbe. Al mismo tiempo, pensar en Helena, la amante de Ignacio, más que producir celos en la protagonista, le permite descomprimir, imaginarse abandonada y aliviada de la presencia de su cónyuge, así como del deseo y el amor que este le inspira.

Muchas veces la partida de Ignacio es inminente, pero luego se posterga y reflota la idea de salvar el matrimonio. Asisten a terapia, el doctor sugiere un retiro al balneario de San Bartolo, que contacten a un editor para que Ignacio trabaje en la creación de una enciclopedia o que viajen, consejos impracticables si consideramos que los personajes de este libro son una profesora y un poeta cesante. Pero sucede que Por qué hacen tanto ruido es mucho más que el relato del fin de una relación amorosa, es también un diario sobre la lucha de una mujer de casi 40 años por constituirse como escritora fuera de la sombra que proyecta su marido, trasunto del poeta Enrique Verástegui, uno de los fundadores del movimiento Hora Zero. En las primeras páginas vemos la escritura avanzar a tientas, la protagonista pretende escribir pero se descubre llena de tics y facilidades que le impiden sentirse más cerca de la creación que de la mecanografía. Esta es una sensación que está innegablemente unida a la relación mutuamente vampírica que sostiene con Ignacio, cuya sola mirada puede disolver su seguridad.

Cuando digo que este magnífico libro es sobre más que un quiebre amoroso, lo que quiero decir es que es un libro sobre la dificultad de ser mujer, un tapiz donde, como en los fragmentos de un espejo roto en la habitación de la escritora, vemos reflejarse otros aspectos tan relevantes como el que domina la narración. Por un lado está Lima como escenario de la violencia política, la infancia solitaria, la relación con un cuerpo de 40 años, la enfermedad, la pobreza que se desprende de su oficio de profesora y la relación con una madre que decide inmigrar ya vieja, justo cuando empiezan a entenderse. Son esos fragmentos de “prosa anárquica”, como los llama Ollé, los que acaban por reconstituirla y mostrarnos una mujer entera.

 

Por qué hacen tanto ruido, Carmen Ollé, Ediciones Overol, 2019, 95 páginas, $10.000.

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