La memoria de Austria

Si en Más allá de la guerra Ruth Beckermann puso en tela de juicio la “versión oficial” sobre la participación del ejército austriaco en la Segunda Guerra Mundial, en El caso Kurt Waldheim derrumba otro mito nacional: el de la naturaleza inocente del pueblo austriaco en la época nazi. El documental sigue la carrera presidencial del ex SS Kurt Waldheim, cuyo infame prontuario no fue impedimento para imponerse en las elecciones.

por Pablo Riquelme I 27 Agosto 2019

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La memoria histórica es el terreno de lucha política y cultural que involucra no solo el recuerdo de los hechos acontecidos en el pasado, sino también el significado personal que les otorgan las personas que experimentaron esos acontecimientos. Por eso la interpretación histórica es dinámica: en la medida que nuestras ideas cambian, también cambian nuestras ideas del pasado.

La documentalista Ruth Beckermann ha hecho de la memoria histórica el tema central de su obra. En 1996, su documental Más allá de la guerra causó gran polémica al registrar las reacciones de quienes visitaban una exposición fotográfica que mostraba las atrocidades cometidas por los soldados alemanes y austriacos en el frente ruso, durante la Segunda Guerra Mundial. La película puso en tela de juicio la “versión oficial” del ejército austriaco: que había luchado una guerra honorable y el país pagó con creces su derrota.

El caso Kurt Waldheim trata sobre el derrumbe de otro mito nacional: el de la naturaleza inocente del pueblo austriaco en la época nazi. El documental está hecho sobre la base de material grabado por la autora en las calles de Viena, durante la campaña presidencial de 1986. Ese año, el candidato que lideraba las encuestas era Kurt Waldheim, un exitoso diplomático que había logrado convertirse en el cuarto secretario general de la ONU. Sin embargo, diversas investigaciones revelaron que Waldheim había maquillado su papel en la guerra y omitido que participó, como miembro de las SS, en la tortura y asesinato masivo de partisanos yugoslavos y en la deportación de la población judía de Tesalónica hacia los campos de exterminio.

El asombro que genera que un exnazi como Waldheim lograra colarse en la dirección de la ONU y consiguiera los votos para gobernar un país en el corazón de Europa, es una manera de cuestionar el tipo de líderes que las democracias liberales surgidas de la posguerra están eligiendo para gobernar.

Según el documental, no fue el pasado de Waldheim lo que incendió la pradera y obligó a Austria a revisar el papel que jugó durante la guerra, sino la manera en que se defendió: por un lado, invocó el dolor de los austriacos y alemanes caídos en combate, una herida abierta en la conciencia colectiva que hizo recordar que todos habían estado en alguna parte mientras el país era anexado por Alemania. Por otro lado, también apeló a un argumento que, 40 años después, sonaba ridículo: Waldheim dijo que había seguido órdenes y que no estaba al tanto de los horrores que se estaban cometiendo. Esto enardeció a la gente y transformó Viena en un escenario donde las dos memorias de Austria se enfrentaron con todo su resentimiento en las calles, de modo similar a lo que ocurrió en Chile con los partidarios y detractores de Pinochet cuando fue detenido en Londres. A partir de ese momento, Waldheim se convirtió en un síntoma del país y la elección se transformó en un plebiscito sobre el pasado. Waldheim ganó las elecciones y fue presidente hasta 1992, pero perdió la batalla de la memoria.

El caso Kurt Waldheim no es un documental inocente ni una reflexión desinteresada sobre cómo el presente puede cambiar el pasado o viceversa. Si en 1996, Más allá de la guerra respondió al hecho de que el partido neofascista de Jörg Haider había entrado a formar parte de la coalición gobernante, el documental sobre Waldheim responde al hecho de que la misma colectividad del presidente nazi, el Partido Popular Austriaco, hoy está en el poder aliado con la extrema derecha y con una agresiva agenda reaccionaria contra la inmigración. El documental serviría como advertencia de que, como declaró la autora, “el pasado, si no se cura, siempre vuelve”.

Entonces el filme también es un aviso sobre el futuro. El asombro que genera que un exnazi como Waldheim lograra colarse en la dirección de la ONU y consiguiera los votos para gobernar un país en el corazón de Europa, es una manera de cuestionar el tipo de líderes que las democracias liberales surgidas de la posguerra están eligiendo para gobernar. Desde Polonia y Hungría hasta Francia e Inglaterra, ganan fuerza movimientos de corte nacionalista y populista que apuntan a desmantelar consensos y logros que han demorado décadas en conseguirse, y amenazan con quemar la casa construida especialmente para evitar otra guerra: la Unión Europea. Por eso la “urgente necesidad de recordar” de la que habla la autora: por miedo a que el pasado vuelva. Waldheim no es solo un símbolo de Austria, sino de todo el continente europeo.

 

El caso Kurt Waldheim, dirigida por Ruth Beckermann, 2018, 93 minutos, disponible en www.filmin.es

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