Más allá del cuerpo

por Pablo Riquelme I 27 Diciembre 2016

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“¿Estás diciendo que vas a empezar a vestirte como una señora?”, pregunta Sarah Pfefferman a su septuagenario padre, Morton, a quien acaba de sorprender vestido de mujer. “No, mi amor –dice él–. ¡Toda la vida… me he disfrazado de hombre! Esta… soy yo”.

Con este reconocimiento entre padre e hija arranca Transparent, la serie que la guionista Jill Soloway creó para Amazon, basándose en la historia de su padre transexual. La producción –ambientada en Los Ángeles, California, que tiene una de las comunidades LGBT más grandes del mundo– sorprende por su delicadeza para tratar un tema casi invisible en televisión: la experiencia de los individuos cuya identidad de género no coincide con la identidad sexual que se les atribuye al nacer.

Transparent es la historia de Morton Pfefferman, un profesor universitario divorciado, quien revela a sus tres hijos (Sarah, Josh y Ali) que es transexual. Para Morton, el sinceramiento marca el comienzo de su transición hacia el género femenino: pide que le llamen Maura y que la traten, para todos los efectos formales, como mujer. Para los hijos, el fin del secreto paterno conlleva una relectura de la historia familiar y precipita diversas crisis personales. La transformación del padre transforma a toda la familia.

El relato se estructura en torno al viaje físico y espiritual que emprende Morton para convertirse en Maura. Mientras la primera temporada deconstruye capa por capa la masculinidad del personaje, la segunda narra cómo Maura construye su feminidad y remodela su cuerpo mediante el consumo de estrógeno. Este proceso se profundiza en la tercera temporada, donde Maura decide embarcarse en una compleja operación física de reasignación de género.

El nombre de la serie da dos claves para leer esta historia. Por un lado, Transparent alude a la transparencia de Morton, que con su salida del clóset invita a sus hijos –y por extensión a los espectadores– a que miren a través de su cuerpo y vean a la Maura que lleva en su interior. Por otro lado, el juego de palabras de trans y parent –que vendrían a significar “papá trans”– apunta a la experiencia de un padre de familia que desborda por mucho los cánones de la normalidad. En un mundo donde el cuerpo y la identidad sexual se han convertido en el último reducto político de la subjetividad, la serie se la juega por los seres diferentes y raros, y lleva al límite ese verso de Caetano Veloso que dice que de cerca nadie es normal. Transparent intenta mirar más allá del cuerpo y funciona como un espejo donde el espectador podrá medir sus propios niveles de tolerancia respecto de la diversidad sexual.

Una de las tantas historias que cruzan las tres temporadas de la serie es la de un pariente de Maura, el tío Gittel, que murió en una cámara de gas de Treblinka, en la Polonia ocupada por los nazis, por ser homosexual. La detención del tío Gittel en 1933, de hecho, explica que la abuela y la mamá de Maura emigraran a Estados Unidos. La serie, en este sentido, no puede ser más política. Teniendo en cuenta que uno de los ejes de la campaña presidencial estadounidense de 2016 fue el tema migratorio –con uno de los candidatos prometiendo construir un muro en la frontera con México–, Transparent celebra al Estados Unidos que se hizo grande gracias a los inmigrantes y cuya denominación de origen es la diversidad.

 

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