por Pablo Riquelme I 20 Marzo 2025
Uno de los nuestros entrega varias claves sobre la mejor serie de la historia de la televisión: Los Soprano (1999-2007). A través de la figura del guionista David Chase, creador de la serie, el documental indaga en las razones que convirtieron a la serie en un fenómeno cultural tan duradero. El proyecto tuvo algo de milagroso, pues confluyeron un veterano de la televisión con ganas de romper las reglas (David Chase), una cadena de cable marginal pero hambrienta por crear una marca propia (HBO) y un excelente reparto de actores italoamericanos, del que salió un prodigio: James Gandolfini.
El documental aquilata lo que significó para la cultura popular estadounidense, en la que la televisión tenía una autoridad incomparable, la irrupción de un personaje como Tony Soprano. Si hasta entonces la norma de los canales dictaba que la televisión debía hacer sentir bien al espectador e imponer un orden moral, la historia del capo de la mafia de Nueva Jersey que asiste a terapia para contener sus ataques de pánico dictó lo contrario, y arrastró a los televidentes a identificarse y simpatizar, por primera vez, con un asesino. Ese fue el sello con el que construyó su prestigio HBO.
Este padre de familia que velaba por los suyos, amparado en su personal código de honor, era un síntoma de la crisis de convivencia que los estadounidenses comenzaron a sufrir en el cambio de milenio. La paternidad, la masculinidad, el rol de la esposa abnegada, la democracia, el trabajo, el dinero y el valor de la vida: todo podía ser cuestionado. Nada de eso era nuevo. Lo novedoso era que todo estaba siendo cuestionado en televisión. A partir de allí, se puede entender la continuidad que hay entre ella y las mejores series realizadas en la década siguiente: The Wire, Mad Men, Breaking Bad, Boardwalk Empire. Todas tuvieron protagonistas que tramitaban sus crisis personales más allá del bien y del mal.
¿En qué momento ese proceso se detuvo?
Dos entrevistados del documental sostienen que en la actualidad la serie sería acusada de sexista y racista, y sería un proyecto inviable.
El foco de esta película, de todos modos, no es la serie en sí misma, sino su creador: el guionista David Chase. Es un acierto que el director del filme, el prolífico Alex Gibney (ganador del Óscar en 2007 por el documental Taxi to the Dark Side, sobre un taxista afgano ejecutado por soldados estadounidenses), se haya sentado frente a Chase en una réplica de la consulta de la doctora Melfi, el lugar donde cada semana Tony Soprano se enfrentaba a sus fantasmas. Esta dinámica entre terapeuta y paciente brinda acceso al flujo de la conciencia de Chase, un creador genial, pero atormentado, con complejos de cineasta frustrado y obsesionado con su historia personal. Así nos enteramos de que Livia, la psicopática mamá de Tony, estaba hecha a imagen y semejanza de su propia madre; que lo que Tony buscó en su terapia con la doctora Melfi fue lo mismo que encontró Chase: componer el vínculo con una madre sustituta; y que los años de terapia no convirtieron a Tony en una mejor persona, sino en un mejor mafioso, en un mejor asesino.
En el documental subyace una idea genial: el inmenso e insospechado poder creativo de la palabra. Primero como expresión del pensamiento en el contexto de la terapia; luego, como palabra escrita en el formato de los guiones, y finalmente en su manifestación en imágenes concretas, usando el material de la serie. A través del montaje audiovisual, la película muestra la síntesis del proceso creativo. El filme relaciona esto con su contracara menos luminosa: los creadores pueden ser devorados por sus creaciones. Es lo que le ocurrió a James Gandolfini. Según Chase, la oscuridad que Gandolfini encontró en su interior para poder darle vida a Tony Soprano hizo que el personaje se terminara apoderando de él y de la historia. En las últimas temporadas la serie perdió su sentido del humor y se puso cada vez más sombría. Lo puede apreciar cualquier espectador no solo en el vértigo de la trama, sino también en la paleta de colores de la pantalla. También fue un síntoma de lo que estaba ocurriendo en Estados Unidos.
Uno de los nuestros: David Chase y Los Soprano (2024), dirigida por Alex Gibney, 2 capítulos, disponible en Max.