La fiebre del oro en Shanghái

por Pablo Riquelme I 18 Noviembre 2025

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Está filmada con pulso y preciosismo. La producción es impecable. La reconstrucción de época de las calles de Shanghái, repletas de extras, recuerdan las grandes epopeyas de David Lean. La ambición de la trama es colosal: abarca a toda una generación de chinos que abrazaron la llegada del capitalismo durante la década de 1990. Y, sin embargo, no se puede decir que Blossoms Shanghai, el debut de Wong Kar-wai en el mundo de las series, sea una gran serie. Por una sencilla razón: no es una serie. Con sus episodios de final abierto y la promesa de un continuará, con sus hipérboles e intrigas, con las peripecias de personajes que sufren por amores no correspondidos mientras el antiguo régimen se resquebraja, solo cabe calificarla de telenovela. Una entrañable telenovela.

La mezcla de géneros y el pastiche siempre estuvieron presentes en la filmografía de Wong Kar-wai. Blossoms Shanghai tiene tanto de Con ánimo de amar y 2046 como de Chungking Express y Mientras caen las lágrimas. En todas ellas, las historias se anudaban a momentos históricos muy puntuales de la historia de Hong Kong, la ciudad donde el director se formó sentimentalmente. Ahora el escenario es Shanghái, la ciudad donde nació. En vez de dos horas, ahora tiene 30 capítulos.

El objetivo de esta producción nunca fue seducir al público de Cannes, sino a las audiencias chinas. En China, esta teleserie fue emitida en la televisión pública y se convirtió en la más vista de la historia del país, batiendo récords de ventas publicitarias. También desató una ola de nostalgia por los años 90 y un interés inusitado por el shanghainés, el dialecto que se habla en la teleserie y en el que fue escrita la novela en la que se basa. Ese idioma fue sepultado por el mandarín, producto de la oleada de migrantes internos que suscitó la explosión económica de la ciudad, que es justamente el telón de fondo de esta obra. Tiene sentido. Todo aquello arrasado por el tiempo es el gran tema de la filmografía de Wong.

El anhelo por conquistar a las masas puede explicar, por cierto, los casi nulos cuestionamientos que el guion realiza al sistema político previo a la apertura del país. Esto tiene su contrapunto en la exaltación casi desmedida que se hace del capitalismo. Blossoms Shanghai señala que las reformas que abrieron China hacia el libre mercado fueron recibidas por los chinos como si se tratara de una nueva religión. Había quienes creían en el capitalismo y quienes no. Unos se enriquecieron y llevaron el país hacia el futuro, otros lo perdieron todo y fueron olvidados.

El anhelo por conquistar a las masas puede explicar, por cierto, los casi nulos cuestionamientos que el guion realiza al sistema político previo a la apertura del país. Esto tiene su contrapunto en la exaltación casi desmedida que se hace del capitalismo. Blossoms Shanghai señala que las reformas que abrieron China hacia el libre mercado fueron recibidas por los chinos como si se tratara de una nueva religión. Había quienes creían en el capitalismo y quienes no. Unos se enriquecieron y llevaron el país hacia el futuro, otros lo perdieron todo y fueron olvidados.

Entre los primeros está el protagonista, Ah Bao, una especie de Jay Gatsby que especula en la bolsa y luego emprende en la exportación gracias a sus contactos en el edifico de Comercio Exterior. Bao tiene su atalaya en el piso 7 del lujoso Hotel Peace, desde donde observa los cargueros que movilizan la economía en el río Huanghe. Sus reflexiones sobre la importancia del estilo y las apariencias para triunfar en el mundo de los negocios tienen algo de autoironía. Son los mismos años en que la carrera cinematográfica de Wong levantó vuelo. Las tramas románticas de Bao tienen escenas calcadas a las caminatas de Con ánimo de amar y la del techo del hotel de 2046. La mirada sobre el país en este caso incluye comentarios a su propia obra.

Blossoms Shanghai sugiere que las reformas capitalistas otorgaron a los chinos un sentido de libertad que nunca habían tenido. En el mercado, dice, todos los chinos tuvieron las mismas oportunidades para triunfar y fracasar, y el capitalismo, al contrario que el antiguo régimen, ofreció verdadera igualdad. Por otra parte, le dio al país la oportunidad de acceder a las marcas extranjeras. Esto creó la noción de estatus e implementó la posibilidad de que los individuos pudieran diferenciarse. También fue una oportunidad para los sectores minoristas, pues con su capacidad para copiar el material y los diseños de las marcas occidentales, sumado a la capacidad productiva del país, alentada por el Estado, lograron crear una demanda interna sostenible y, posteriormente, la capacidad de exportar y vender sus productos en el ancho mundo. Aquello, según Wong, marcó el fin de la mentalidad colonial del país y lo dotó de una noción de progreso imparable.

 


Blossoms Shanghai (2023), dirigida por Wong Kar-wai, 15 capítulos disponibles en Filmin.

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