Philippe Sands: juzgando el horror

El autor de Calle Este-Oeste estuvo ayer como invitado de la Cátedra Abierta Roberto Bolaño, donde compartió detalles sobre el proceso de creación de su libro, en el que entrelaza parte de su historia familiar con las vidas de dos juristas, quienes crearon los términos de “Crimen contra la humanidad” y “Genocidio”.

por Revista Santiago I 3 Octubre 2019

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Siete años le tomó a Philippe Sands completar su libro Calle Este-Oeste, una investigación que ha destacado por su originalidad y naturaleza híbrida, en el que conviven la Historia, el ensayo, la memoria e incluso el género policial. Ayer, durante su exposición en la Cátedra Abierta Roberto Bolaño, que se realizó en la Facultad de Comunicación y Letras de la Universidad Diego Portales, el escritor y jurista inglés se refirió a la compleja y azarosa realización de su obra, la cual aborda parte de su historia familiar, vinculándola con las vidas de dos nazis juzgados en Nuremberg y las de dos teóricos del Derecho Internacional, quienes usaron por primera vez los términos de “Crimen contra la humanidad” y “Genocidio”.

“Yo no soy historiador. Soy un abogado que se enfoca en temas internacionales. Mi interés profesional y académico es entender cómo el derecho funciona, cómo se cita la ley, cómo se interpreta y nos afecta”, comenzó diciendo Sands, quien describe su libro como una indagación en el Derecho y su relación con las identidades. “¿Cómo deseo ser definido, como individuo o como miembro de un grupo?, ¿cómo quiero que la ley me proteja, como individuo o como miembro de un grupo? Estas preguntas siguen siendo igual de importantes que cuando se plantearon por primera vez en 1945, cuando surgieron los términos de ‘Crimen contra la humanidad’ y ‘Genocidio’”.

Estas reflexiones surgen a propósito de las dos perspectivas que desarrollaron los juristas Hersch Lauterpacht y Raphael Lemkin, inventores de los conceptos. “Hay una diferencia esencial entre los dos términos”, precisó el escritor. “Donde hay tres mil personas sistemáticamente asesinadas o desaparecidas siempre será un crimen en contra de la humanidad, ¿pero será genocidio? Eso va a depender. Va a depender de la intención de los asesinos de querer desaparecerlos y, por supuesto, de la capacidad que tenemos para probar esa intención. Respecto al genocidio, uno debe probar que el acto de asesinato ha sido motivado por una intención especial, el querer destruir a un grupo completamente o en parte. Cada genocidio es un crimen contra la humanidad, pero no necesariamente un crimen contra la humanidad es genocidio”.

¿Cómo deseo ser definido, como individuo o como miembro de un grupo?, ¿cómo quiero que la ley me proteja, como individuo o como miembro de un grupo? Estas preguntas siguen siendo igual de importantes que cuando se plantearon por primera vez en 1945, cuando surgieron los términos de ‘Crimen contra la humanidad’ y ‘Genocidio’.

La ciudad ucraniana de Lviv tiene un papel relevante en Calle Este-Oeste, pues aquí vivieron los dos juristas protagonistas del libro y el abuelo del autor, otro de los personajes centrales de la obra. Sands se refirió a cómo llegó a esta ciudad en 2010 invitado a dar una conferencia y de qué modo fue encontrándose con los primeros materiales que alentarían su investigación.

“El concepto de ‘Crimen contra la humanidad’ y ‘Genocidio’ no existían desde tiempos inmemoriales, como mucha gente piensa, son el producto de las mentes inventivas de dos hombres, provenientes de una misma ciudad y que no se conocieron. Por qué Lauterpacht optó por la protección de los individuos y qué provocó que Lemkin buscara la protección de los grupos es tema de especulación. Pero ambos tuvieron historias muy parecidas, estudiaron en la misma universidad, con los mismos profesores”.

Sands también habló sobre la técnica de escritura que usó para este libro, en el que cruza por distintos géneros, manteniendo la tensión a lo largo de las páginas e integrando una buena cantidad de archivo. El escritor reconoció haber estado desde el principio muy consciente del estilo que quería. Y en cuanto a su destreza con la intriga, admitió su deuda con John le Carré, quien es su vecino y del que ha sido colaborador informal estos últimos 20 años. “Siempre hay abogados en los libros de John le Carré y yo he tenido la función de asegurarme de que sus abogados se vean y parezcan reales. Pero en el proceso de hacer esto, él no me da un manuscrito con marcadores, indicándome las páginas que debo revisar, tengo que leer todo el manuscrito y haciendo esto yo creo que subconscientemente he agarrado algunas técnicas”.

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