Los ojos de Lady Di

El filósofo japonés George Ohsawa postulaba que los ojos con ciertas características vaticinaban un futuro trágico. Se habla de la maldición de los ojos sanpaku, que en japonés significa “tres blancos” o “tres vacíos”, y se utiliza para referirse a aquellos en los que es visible un espacio blanco (esclerótica) por debajo o encima del iris. Diana Spencer, que murió el 31 de agosto de 1997, poseía esta característica.

por Verónica Echeverría I 28 Agosto 2023

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Los ojos de Diana Spencer son grandes y firmes; herencia de su difunta madre Frances Shand. Perfectamente delineados, su mirada apunta hacia arriba en muchas de las fotos de dominio público. La inclinación de su mirada es como una reverencia, un gesto que podría compararse con el del sujeto que levanta la vista segundos antes de comulgar o el del paciente que fija la mirada en un objeto durante una sesión de hipnosis. Algunas fotografías o retratos de monjas reproducen este tipo de miradas ascendentes. Una mirada que casi siempre apunta al cielo. 

Emparentada con una de las familias más emblemáticas de Inglaterra, entre los Spencer se cuentan héroes, ineptos y ladrones. Darius Guppy, el padrino de matrimonio de Charles Spencer, fue encarcelado por estafa. Randolph, hijo de Winston Churchill, fue uno de los políticos más detestados de Inglaterra; y el duque de Marlborough es recordado como el más sobresaliente comandante militar inglés. Pese a esto, y sin importar la difamación de los problemas de la vida privada de Diana, se ha afirmado que ella fue la máxima representación de lo bello y lo triste. 

Entre los infinitos detalles y acontecimientos relacionados con su vida, encontramos secciones de revistas llenas de instrucciones y consejos para conseguir la mirada de Lady Di. La tendencia, en cuanto a cómo debían maquillarse las mujeres en los 90, consistía precisamente en delinear arriba y abajo, y en aplicar varias capas de rímel a las pestañas. “Conozca el truco con el que Lady Di resalta su mirada y aumenta el tamaño de sus ojos”, señalaban las revistas femeninas de todo el mundo. Mary Greenwell, su maquilladora de cabecera durante esos años, supo disimular su sempiterna melancolía con ayuda de este truco. Mismo truco que acentuó —sin buscarlo— ese semblante tímido tan característico que muchos asociaron con la complicidad. Quienes consulten sus fotografías y videos familiares reconocerán esa mirada en la de los niños que han sido descubiertos en medio de una travesura. 

Una vez escuché a un americano afirmar que la mejor forma de inaugurar una relación con un cliente desconocido es quejándose. Si el otro responde a la queja, entonces se vuelven cómplices, inaugurándose una pequeña amistad. A la complicidad le sigue la conspiración. 

La mirada de Lady Di es conspirativa, y busca una salida. 

La inclinación de su mirada es como una reverencia, un gesto que podría compararse con el del sujeto que levanta la vista segundos antes de comulgar o el del paciente que fija la mirada en un objeto durante una sesión de hipnosis. Algunas fotografías o retratos de monjas reproducen este tipo de miradas ascendentes. Una mirada que casi siempre apunta al cielo.

Un filósofo japonés creía que los ojos con ciertas características vaticinaban un futuro trágico. Esta creencia, divulgada por George Ohsawa, afirmaba que los ojos eran capaces de revelar si la persona está en equilibrio físico y espiritual. La maldición de los ojos sanpaku, que en japonés significa “tres blancos” o “tres vacíos”, es utilizada para referirse a aquellos ojos en los que es visible un espacio blanco (esclerótica) por debajo o encima del iris.

La creencia popular afirma que quienes tienen este mal están marcados por una muerte temprana y violenta. Incluso hay estudios que, buscando una explicación científica, vinculan el sanpaku con un grave trastorno. En 1973, con la canción Aisumasen (I’m Sorry) de John Lennon, se despertó el interés generalizado en torno al mito de sanpaku, y se dan a conocer otras celebridades cuyas muertes se cree que están vinculadas a este mal: Marilyn Monroe, Abraham Lincoln y John Kennedy son algunos ejemplos.

La madrugada del 31 de agosto de 1997, un accidente automovilístico graba la imagen de Lady Di en la memoria de una generación. El auto en el que viajaba se estrelló contra el túnel del puente Alma, junto al río Sena, en París. Se afirma que Paul, quien manejaba y era jefe de seguridad del Hotel Ritz, perdió el control al intentar escapar de los paparazis; que murió en el acto al igual que Dodi Al-Fayed, pareja de Diana. Y que Trevor Rees-Jones, el guardaespaldas, sobrevivió pese a las graves heridas provocadas por el impacto. Diana, sin embargo, fue trasladada al hospital de la Pitié-Salpêtrière, donde murió a causa de una hemorragia interna a las cuatro de la madrugada.

La muerte de Lady Di puso sobre la mesa una serie de teorías conspirativas que vinculaban su muerte, su mirada y la maldición de sanpaku. La teoría más escandalosa apuntaba a la familia real; otras acusaciones —hechas principalmente por los abogados de Mohammed al Fayed— afirmaban que la muerte de Diana y de su hijo Dodi fue planeada por el servicio secreto inglés. Pese a las discusiones y los debates, las autoridades de Francia e Inglaterra llegaron a la conclusión de que no se trataba de una conspiración, sino de un accidente provocado por el chofer que esa noche se encontraba bajo los efectos del alcohol.

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