por Pablo Riquelme I 13 Noviembre 2024
Guillermo Pérez Roldán: Confidencial es el correlato televisivo de la denuncia que el tenista Guillermo Pérez Roldán interpuso, en 2020, ante la justicia argentina contra su padre, por maltrato físico, psicológico y económico.
Pérez Roldán fue la gran promesa del tenis argentino entre fines de los 80 y comienzos de los 90. Su éxito comenzó a los 10 años, cuando ganó su primer torneo nacional; a los 13, ya era el mejor tenista argentino de su categoría. Como júnior, se convirtió en el primer jugador de la historia en ganar Roland Garros dos veces seguidas. Y como profesional, llegó a ser 13 del mundo con solo 19 años. Algunos de sus partidos todavía se recuerdan, sobre todo aquellos en los que tuvo contra las cuerdas a McEnroe y Lendl.
Guillermo fue el mayor talento salido del Club Independiente de Tandil, semillero de varias camadas de tenistas notables (Mariano Zabaleta, Juan Mónaco, Juan Martín del Potro), que fueron formados bajo la disciplina de hierro del entrenador del club: Raúl Pérez Roldán, padre de Guillermo.
Este doble vínculo que mantuvieron Guillermo y Raúl, como padre-entrenador y como hijo-pupilo, es el eje del documental. Como entrenador, Raúl era un trabajador incansable y metódico, que exigía a sus alumnos sacrificios sobrehumanos. Su agresividad no conocía límites y su furia podía desencadenarse por cualquier cosa: una derrota, una lesión, una victoria. De todos los tenistas en formación, Guillermo era el más exigido. El padre también tenía la costumbre de golpearlo. En esta faceta podía ser metódico: después de los partidos, solía llamarlo a su habitación, abría el grifo del baño y le propinaba puñetazos o golpes con un palo, un cinturón o una toalla mojada.
Las palizas no se limitaban a la relación deportiva, eran un ritual familiar. Muchas veces, Guillermo hacía algo para ganarse los golpes y evitar que estos fueran a parar a la cara de su madre o de su hermana. Más de alguna vez, Guillermo debió jugar con buzo para tapar los moretones de sus piernas o con algún diente roto que debió acomodarse antes de salir a la cancha. Según Mariano Zabaleta, el entrenador “era un psicópata”.
Este documental cumple con todos los requisitos de un entretenido programa envasado: tomas aéreas hechas por drones, música para conducir la emoción, entrevistas en primer plano y recreaciones animadas cuando no hay imágenes de archivo. Es televisión en estado puro. Entrega, por supuesto, esa adictiva dosis de escándalo mediático que la televisión sabe procesar tan bien: cuando los actos privados de los personajes públicos transgreden los valores de una comunidad y son desnudados en el foro.
La premisa manifiesta es de índole moral: los abusos de ayer se denuncian ahora para que los deportistas jóvenes no se dejen avasallar por sus maestros. Premunido de una dudosa reflexión sobre el abuso de autoridad en el deporte, el documental funciona, en realidad, como un proceso. Un padre es acusado por el hijo ante el tribunal de la televisión, con los espectadores como jurado. La lógica es: si la justicia de la vida real tarda demasiado, la de la televisión es inmediata.
Pero detrás de esta maniobra hay algo más. La acusación de Pérez Roldán contra su padre también incluye la estafa (Raúl le robó todo el dinero que ganó en la cancha), la responsabilidad por la lesión que lo obligó a retirarse del tenis, sus intentos de suicidio, el vacío existencial y la imposibilidad de poder ejercer como paterfamilias durante su primer matrimonio. Por eso, el tinglado televisivo tiene algo de operación exculpatoria. Para librar a sus hijas e hijos de la maldición familiar, el tenista ejecuta la representación televisiva del banquete totémico, en el que, según Freud, los hijos matan a sus padres para establecer una nueva legislación sobre la comunidad. Los ambivalentes sentimientos de odio y ternura que despierta el padre en su víctima quedan a la vista en una escena patética, registrada en la celebración del segundo matrimonio de Pérez Roldán. El padre está allí invitado por el novio, como gesto de reconciliación. El padre ha llevado un regalo: una canción que ha escrito de su puño y letra, en la que pide perdón. En el ambiente hay emoción. Incluso se escucha a una invitada alabar el gesto. A un costado, podemos ver a alguien, que parece un niño, llorando sin consuelo. Es Guillermo Pérez Roldán.
Guillermo Pérez Roldán: Confidencial (2022), dirigida por Matías Gey, 3 capítulos, disponible en Disney+