Espectros en la ciudad

por Rodrigo Olavarría I 1 Julio 2024

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Es fascinante cómo los miedos atávicos no cesan de actualizarse y recobrar su potencia bajo diversas cubiertas formales. Precisamente ese es el principal valor de la novela Audición (1996), del japonés Ryū Murakami (Sasebo, 1952), un thriller con un desenlace bastante conocido gracias a la versión fílmica de 1999 rodada por Takashi Miike, un impecable dispositivo narrativo que despliega un terror ancestral masculino envuelto en un tono de leyenda urbana: el temor que inspira una mujer joven, una mujer de otra generación, una mujer de otra clase social. En definitiva, lo desconocido y lo nuevo bajo la forma de una mujer.

En esta novela, situada en el agitado e híper consumista Japón de los 90, Murakami presenta como protagonista a Aoyama, un exitoso viudo que todavía no cumple 50 años y cuya única relación afectiva importante es la que tiene con su hijo adolescente, Shige. Desde la muerte de su esposa, Aoyama no ha tenido vínculos con mujeres fuera de lo transaccional y acaba de decidir volver a casarse. Para esto, junto a Yoshikawa, un amigo del mundo de la producción audiovisual, monta una serie de audiciones para una película que no planean rodar y en las que piensa encontrar a la esposa ideal. Antes de las audiciones, Aoyama se siente inseguro y duda sobre todo el asunto, pero esto cambia cuando conoce a Asami Yamasaki.

Asami y Aoyama empiezan a frecuentarse y siguen haciéndolo cuando este le cuenta del fracaso de la producción. Asami tiene 24 años y parece ser un perfecto prospecto de esposa japonesa, atenta, hermosa y gentil. Ahora, gracias al aparato narrativo diseñado por Murakami, esa perfección femenina es tan ominosa como la calma de las aguas que bañan el pueblo costero donde ocurre Tiburón. Poco a poco, Asami revela perturbadores secretos de su pasado, pero Aoyama se engaña a sí mismo y, enamorado como está, ve todas estas señales de alerta como muestras de madurez, e incluso considera a Asami una mejor persona por haberlas confesado. Por supuesto, el lector de Audición sabe que en cualquier segundo Ryū Murakami, tal como Spielberg en su película, quebrará esa amenazadora paz y nos revelará el escualo oculto tras la belleza lánguida de Asami.

Asami tiene 24 años y parece ser un perfecto prospecto de esposa japonesa, atenta, hermosa y gentil. Ahora, gracias al aparato narrativo diseñado por Murakami, esa perfección femenina es tan ominosa como la calma de las aguas que bañan el pueblo costero donde ocurre Tiburón. (…) Por supuesto, el lector de Audición sabe que en cualquier segundo Ryū Murakami, tal como Spielberg en su película, quebrará esa amenazadora paz y nos revelará el escualo oculto tras la belleza lánguida de Asami.

Tal como en otras culturas, en el universo japonés existen figuras folclóricas imposibles de rastrear más allá de su primera aparición en un documento escrito o gráfico. Si la tradición oral del archipiélago de Chiloé tiene a la fiura, el cuchivilo, la pincoya y el camahueto, un repertorio de seres para nada espectrales que se cruzan en el camino de los isleños trayendo infortunios, el folclore japonés cuenta con los yokai, apariciones que tal como las chilotas tienen apariencia humana, animal o una espantosa combinación de ambas.

En Audición, Murakami reactiva la leyenda de Yuki-onna, la mujer de las nieves, un mito rural mencionado por primera vez en un poema del poeta y monje budista Sōgi, durante el período muromachi, correspondiente a nuestro siglo XV. En la versión moderna de este relato, puesto por escrito en 1904 por el griego irlandés Lafcadio Hearn, un leñador encuentra a una mujer bella y fantasmal en una noche de intensa nevazón, luego ella reaparece en su pueblo, mezclándose con los seres humanos, casándose con él e incluso dándole hijos, hasta la noche en que revela su naturaleza demoniaca.

Esta historia, tan común como el mito urbano santiaguino de “La rubia de Kennedy”, pasó del ámbito rural oral a la versión preindustrial recogida por Hearn y luego, gracias a Murakami, al Japón de los 90, donde el éxito económico ha tensado las relaciones generacionales. Esa tensión está presente en buena parte de la obra de Ryū Murakami, por ejemplo, en su novela satírica Popular Hits of the Showa Era (1994), donde seis hombres jóvenes luchan con seis mujeres maduras por el control de un barrio de Tokyo. Estamos ante el enfrentamiento de la generación que pudo lucrar durante el período del milagro económico japonés y los que quedaron fuera, sometidos a la ausencia de derechos laborales y a sueldos cada vez menores. A esa generación pertenece Asami Yamasaki, una joven yokai que busca vengarse de las falsas promesas de sus mayores, sinécdoque de una generación fantasmal.

 


Audición, Ryū Murakami, Abducción, 2023, 240 páginas, $16.000, 148 páginas.

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