Técnicamente, un dron permite visualizar todo lo que sobrepasa a su vuelo. En este libro de Christian Anwandter, titulado también Dron, la máquina planea sobre Fuerabamba, una ciudad artificial relocalizada por una faena minera. Accede a túneles de extracción y excavación, mapea cavernas, lee códigos y enfoca fragmentos de textos ejecutados. Genera imágenes en torno al abandono y la memoria.
por Matías Celedón I 23 Mayo 2024
En un rudimentario ejercicio de tecnología inversa, es decir, partiendo por el colofón de este libro, detengámonos en la clase de solicitudes que configuraron el código que generó o transformó los textos que aquí se reúnen. En él, el autor explica que, a partir de una serie de puntos que puede recordar de un fragmento, “Dronbot” (un programa computacional creado colectivamente), “produce una matriz de cifras que contiene el patrón del texto, lo que posibilita recordar incluso lo que no está en él”. Esto, lo que genera, es “una predicción, una imaginación”.
Sobrevolando las coordenadas de Dron, el resultado nunca deja de ser extraño y sorprendente. En la compleja operación del programa, o en esos códigos, Anwandter encuentra mensajes sobre un lenguaje que se avecina.
Escribe en “en mapas lo que perdimos”:
Lo que queda en la atmósfera es un muro que identifica enredaderas en el horizonte. En algún lugar un mapa en blanco señala su trayectoria. Atrapados en la identificación de lugares y personas, dependen de conciencias concentradas en la lejanía. No hay reacción en las nubes encajonándose entre los cerros de cordillera. El viento impulsa la nueva lluvia que desciende por las quebradas. Como un solo color en movimiento.
O pasa… El dispositivo del dron a distancia sustituye la presencia humana. La anacrónica visión del experimentado piloto pierde sentido frente a un joven y avezado operador de drones. El libro, para él mismo, será una infraestructura, una unidad elemental donde transitan poemas y conciencias operadas en otro tiempo. Donde “se asume lugar deshabitado/ se asume objetos gastados/ se asume desconocidos callan/ no asume palabra/ se asume no hacer preguntas/ se asume río contaminado de descargas”, en “tiempo nuevo (dispositivo)”.
Técnicamente, un dron permite visualizar todo lo que sobrepasa a su vuelo. En este libro, planea sobre Fuerabamba, una ciudad artificial relocalizada por una faena minera. Accede a túneles de extracción y excavación, mapea cavernas, lee códigos y enfoca fragmentos de textos ejecutados. Genera imágenes en torno al abandono y la memoria. Distingue frases que brillan: “(…) la vida en el problema de la inteligencia de la cueva”, tacha al inicio.
La caverna mítica, matriz que también está implícita en los textos sobre la reproducción actual de la cueva de Chauvet, opera ensimismada en la réplica, en la recreación de sus pinturas y sus huellas prehistóricas, donde los trabajadores, como esas cavernícolas hace miles de años, pintaban a esos mismos animales para regular, en esta cueva, el espíritu del personal.
El gran desafío fue construir con materiales modernos una cueva que el agua de infiltración tardó millones de años en formarse en la piedra caliza. Amegencia: tecnología en formación. La solución fue suspender la cueva, con un peso de mil toneladas, del techo del edificio principal. Miles de varillas de metal fueron retorcidas a lo largo del perfil de las paredes y bóvedas y luego soldadas para formar jaulas de volumen. [Chauvet 35]
Hay un efecto interesante en la manera con que las palabras dan cuenta de su tecnología o los mecanismos que las generan. No se trata de una recursividad consciente. El lenguaje, a veces de erosionados neologismos, patentando pérdidas o transformaciones, glitchs o defectos del programa que configuran su estilo, por momentos llega al filo de cualquier sentido, ironizando y extremando la tensión entre lo bello y lo incomprensible. ¿Son palabras o son cifras? ¿Serán esas las cicatrices de su tiempo? ¿La materia de su obsolescencia? Como mensajes que vienen del futuro, los volúmenes de texto se dispersan, generando relaciones y transformaciones que resuenan temporalmente distantes (“si un movimiento político no produce imágenes no estará claro lo que está haciendo”, “la ansiedad de reflejar detiene el movimiento”). Pero no es el programa ni el operador, sino Anwandter, quien produce esas imágenes de perturbadora extrañeza, generando textos que nos observan inteligibles.
Como los hombres y mujeres de la información, el autor integra los obstáculos y los utiliza a su favor. “Tienes un vocabulario nuevo por primera vez (…) la lengua contra la maniente, el conjunto completo, enfocado en algo que no vemos (…)”.
Recuerdo que el poeta Diego Maquieira mencionaba que de los Sea Harriers, lo que le alucinaba era su capacidad de despegar verticalmente, sin necesidad de tomar impulso o carrera, y sobre todo, que podían quedar suspendidos en el aire, en apariencia inmóviles. No ahondaré en la relación entre la industria militar y la poesía chilena, solo quiero pensar que con el vuelo omnidireccional no tripulado, el Dron de Anwandter registrará nuevos recuerdos de futuros alucinados. Sobre ese mismo mar mareado, transitando hacia otras ruinas:
De volar en el sentido de destrozar, eso sucedió con la otra cara que quedó para siempre mirando las figuras de los cirros. No dejaba de atraparlo, arrojándole de nuevo su cabeza a la pared, el temporal de que llegaran a agarrarlo, vendaval del calendario clavado en la pared.
b. de volar en el sentido de destrozar.
La posibilidad de un relanzamiento es una de las características de vuelo que define al dispositivo que da título a este extraño libro, mezcla de poesía y ciencia ficción. Para terminar, vuelvo al principio:
La vida en el problema de la inteligencia de la cueva, radica, igualmente, en el problema del sentido. Hay algo que deslumbra en muchos de estos versos, una inconexión humana que, al final, es lo que permite percibir la necesaria ausencia de esa inteligencia programada.
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Este texto de Matías Celedón fue leído en el Goethe Institut, para el relanzamiento del libro, en diciembre de 2023.
Dron, Christian Anwandter, Pez Espiral, 2021 (relanzado el 2023), 118 páginas, $10.000.