El jardín psicológico de Siân Davey

por Emilia Edwards I 9 Mayo 2025

Compartir:

¿Por qué no llenamos nuestro jardín de flores silvestres, invitamos a las personas que pasan por la calle y las fotografiamos? Esto es lo que le propuso su hijo mayor a la fotógrafa inglesa Siân Davey, una mañana de invierno mientras estaban sentados en su cocina. El jardín de la casa donde la fotógrafa vive con tres de sus cuatro hijos, en las afueras de Devon, llevaba más de 10 años abandonado y ella misma pasaba por una crisis profunda. Sin saber bien por qué, le dijo que sí, que podría hacerlo. Y eran momentos en que sentía que no podía hacer nada.

Faltaba poco tiempo para la primavera, por lo que en 12 semanas madre e hijo limpiaron el terreno, investigaron las flores nativas y el suelo de la región, y diseñaron un jardín que ofreciera un espacio seguro donde ella pudiera retratar a sus visitantes. Siân y Luke consiguieron semillas locales orgánicas, las sembraron bajo los ciclos lunares y vieron crecer las flores en cada rincón del jardín. Cosmos, centaureas, achilleas, margaritas, manzanillas, coreopsis, zanahorias silvestres, girasoles gigantes y miles de amapolas y acianos fueron decorando un extraordinario jardín.

Aparentemente, el diseño del jardín cita la tradición inglesa que imita paisajes naturales, con una apariencia menos formal y más orgánica, pero Davey asegura que su jardín no tiene nada de fortuito y que cada componente fue planificado, considerando su absoluto conocimiento de la luz del lugar y los retratos que podría sacar. Construyeron estructuras para que los zapallos, tromboncinos y guisantes de olor pudieran trepar. En el proceso, gente pasaba caminando y a través de un muro bajo que separa el jardín de la calle, veían como madre e hijo transformaban el sitio eriazo y hacían comentarios de los avances. Cuando llegó la primavera, el jardín explotó: miles de flores se abrieron y madres e hijas, abuelos, adolescentes, nuevos amantes, amigos, desconsolados y aquellos que vivían sin interactuar demasiado con otros, todos se acercaron y, a cada uno, Davey le preguntó si le gustaría ser fotografiado. Entraban como si tuvieran una cita desde hace mucho, y el jardín tuvo un efecto profundo en ellos, lo que queda intensamente plasmado en las fotos. Davey hizo retratos de las personas acostadas entre las plantas, sentadas en una silla victoriana de segunda mano que encontró en Facebook, jugando, camuflándose, a veces solo mirando. Todos quedaron envueltos en la historia de este jardín recuperado del abandono, y eso se tradujo en el extraordinario y sensible libro The Garden, publicado en mayo de 2024 por la editorial Trolley.

Su técnica fotográfica acompaña su compromiso temático con los paisajes emocionales y psicológicos de sus fotografiados. Utiliza luz natural, primeros planos y retratos ambientales, creando imágenes íntimas y auténticas. Desde sus primeras fotografías de su padre a poco de morir, su aclamada serie Looking for Alice, que documenta a su hija con síndrome de Down, hasta su último trabajo, The Garden, la obra de Davey resalta la belleza y la complejidad de las relaciones humanas. A través de su cuidadosa composición y su paleta de colores, crea narrativas visuales que son personales y universalmente identificables.

Resulta asombroso constatar que, antes de dedicarse a la fotografía, Davey fue psicóloga e hizo terapia en una consulta privada por más de 15 años. Sus fotos retratan dinámicas familiares complejas y narrativas personales con empatía, sutileza y profundidad. Pareciera que la fotografía le entregó a Davey otra herramienta para desarrollar su constante análisis introspectivo y su interés por las personas. “Todo lo que pasó antes de mi fotografía, está impregnado en mi trabajo”, comentó la fotógrafa en un pódcast no hace mucho.

Fue luego de visitar la retrospectiva que la Tate Gallery hizo sobre Louise Bourgeois el año 2007 (Davey salió del museo, se puso a llorar y sintió que las esculturas que recién había visto, las costuras y envolturas de Bourgeois, la conectaban con el abuso sexual que sufrió de niña, con la falta de límites sanos con la que había crecido) cuando se dio cuenta de la necesidad que tenía de desarrollar su propia creatividad, por la que no había tenido un real interés hasta ese momento. Se dio cuenta de cuán extraordinario era ser capaz de transmitir y compartir tanto sobre la propia historia. Sin saber mucho qué hacer, estudió pintura en la década de los 80, pero nunca se había sentido realmente una pintora; dejó pasar años hasta que un día tomó la cámara y se enamoró de lo que sentía cuando retrataba. Lo describe como algo perfecto, particular en el sentido de hacer algo que estaba solo en ella, tan arrollador como enamorarse profundamente, algo que quieres hacer una y otra vez.

Su técnica fotográfica acompaña su compromiso temático con los paisajes emocionales y psicológicos de sus fotografiados. Utiliza luz natural, primeros planos y retratos ambientales, creando imágenes íntimas y auténticas. Desde sus primeras fotografías de su padre a poco de morir, su aclamada serie Looking for Alice, que documenta a su hija con síndrome de Down, hasta su último trabajo, The Garden, la obra de Davey resalta la belleza y la complejidad de las relaciones humanas. A través de su cuidadosa composición y su paleta de colores, crea narrativas visuales que son personales y universalmente identificables.

La influencia de fotógrafas como Sally Mann y Nan Goldin pareciera evidente en las imágenes de Siân Davey, guiándola hacia una tradición documental que enfatiza la autenticidad y los momentos no expresados, capturando la esencia genuina de las vidas de sus retratados. Ella misma reconoce la influencia de Nick Cave, Harry Callahan, Julia Margaret Cameron, Henri Gaudier-Brzesca, además de la propia Bourgeois, lo que le ha permitido explorar las complejidades de la condición humana de una manera asombrosa. A sus 59 años y con una carrera artística de una década plagada de reconocimientos, Davey es una figura esencial en la fotografía contemporánea.

 

Relacionados