por Matías Hinojosa
por Matías Hinojosa I 27 Octubre 2017
Del lunes 23 al miércoles 25 de octubre se llevó a cabo en la Biblioteca Nicanor Parra de la Universidad Diego Portales la conferencia internacional “La experiencia de los socialismos reales y los dilemas del mundo contemporáneo”, donde académicos de universidades extranjeras y nacionales reflexionaron sobre distintos aspectos (economía, artes, política) que atravesaron la Revolución Bolchevique, de la cual se cumplen 100 años este 2017.
Entre los expositores, destacó la charla dictada por la profesora de la University of Sydney, Sheila Fitzpatrick, autora del libro La Revolución Rusa, uno de los títulos clave para entender el contexto social de la Rusia de 1917. Bajo el nombre “¿Fue la Revolución Rusa un fracaso?”, la académica hizo una atractiva exposición que invitaba a repensar los conceptos de “éxito” y “fracaso” y de qué manera cada uno de ellos se ve modelado a la luz de una interpretación historiográfica e ideológica determinada.
Comenzó repasando las conclusiones de la historia respecto a la URSS, refiriéndose al consenso más o menos generalizado que hay en la historiografía en torno a su fracaso. Sin embargo, Fitzpatrick matiza estos diagnósticos. Para ella, determinar el fracaso o éxito de la Revolución es algo sinuoso y relativo, pues esta valoración y puesta en la balanza responde a varios factores, los cuales siempre están estipulados por quien estudia los sucesos.
Intentando desestabilizar esta opinión, a veces asumida irreflexivamente entre los historiadores, la profesora expuso una perspectiva a favor del Estado soviético: “El objetivo central de los bolcheviques fue el socialismo, eso quiere decir: abolir la propiedad privada y alcanzar una estructura económica centralizada, lo cual innegablemente fue alcanzado por Stalin. Quizás no estemos de acuerdo con esa perspectiva del socialismo, pero a mí me parece que fue un éxito. También hay que pensar en torno al legado de la Revolución: hay quienes plantean, en relación a este punto, que ha sido uno de los hechos más importantes del siglo XX. Por otro lado, los soviéticos fueron pioneros en igualdad, en asignar libertades a las mujeres y en políticas direccionadas a alcanzar un estado de bienestar”, afirmó la académica.
Para Fitzpatrick, cualquier juicio de valor en torno al levantamiento bolchevique tiene argumentos a los cuales echar mano para respaldar su veredicto: “Si lo analizamos desde el punto de vista de la equidad, los soviéticos saldrían triunfantes. Pero por el contrario, si pensamos en la explotación, el diagnóstico sería diametralmente distinto”.
Éxito o fracaso, los sucesos de octubre de 1917 son para ella algo que no puede dejar de recordarse: “En 200 años más la Revolución Rusa, como la Francesa, será vista como algo que vale la pena ver y repensar”.
La profesora Tania Harmer, de la London School of Economics, también brindó una interesante charla. Bajo el título “Repensando la Guerra Fría en América Latina: legados e impactos de la revolución bolchevique”, la expositora puso el acento en la falta de estudios sobre la América Latina de 1917 y su vínculo con la Revolución. Para ella, aquel año fue clave para el continente en materia social y política y sus estudios han intentado remediar ese vacío historiográfico.
El enfoque de Harmer enmarca los sucesos de 1917 dentro del contexto de la Guerra Fría. “Este concepto fue acuñado durante la década del 40, pero hubo previamente un enfrentamiento entre dos modelos ideológicos que reclama una denominación propia”.
Por otra parte, la académica recalcó su interés por tratar la historia de un modo descentralizado, fuera de la cúpula Washington-Moscú. “Este no fue un conflicto binario entre dos potencias, sino que se enfrentaron aquí dos modelos ideológicos absolutos y mutuamente excluyentes, cuya influencia permeó a todas las naciones del mundo”.
por Revista Santiago