Colombina Parra sobre Otro tipo de música: “Es un libro que se vino haciendo solo desde hace mucho tiempo”

La música y arquitecta reúne una serie de pequeños relatos personales, pensamientos, diálogos y experimentos literarios en su primer libro. Buena parte del material se enfoca en experiencias durante la pandemia y en las reflexiones que le despertó aquel periodo de restricciones sanitarias y distancia social. Pero los temas que aborda son múltiples, y en suma expresan una muy determinada sensibilidad y forma de mirar.

por Matías Hinojosa I 15 Marzo 2023

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Un hombre mayor caminando por la calle al que no puede evitar acercarse porque le recuerda a su padre; una conversación después de muchos años con un ejecutivo discográfico que trae de vuelta su desdén por esa industria; su deseo de ser un primate frente al consejo sanitario de lavar también el celular durante la pandemia; el inicio de sus perplejidades respecto de las relaciones humanas, al recordar cuando fue elegida compañera del año en su colegio, sin haber cruzado apenas palabra con alguien; la descripción del revuelo doméstico previo a una visita importante, como la de Mario Vargas Llosa… Estas son parte de las escenas que Colombina Parra reúne en su libro Otro tipo de música. Bajo títulos como “Recordándote”, “Guitarras sonando”, “Lou Reed” y “Lo que no dije en un funeral”, la autora desarrolla una serie de pequeños relatos personales, pensamientos, diálogos y experimentos literarios.

Creo que es un libro que se vino haciendo solo desde hace mucho tiempo”, cuenta. “Tuve varios intentos que no llegaron a puerto porque perdí los manuscritos o porque no era suficiente la necesidad de hacerlo. Podía tardar. Como perdí los primeros manuscritos se rehicieron de nuevo, se acomodaron de otro modo en la cabeza y en el lápiz. La editorial se me acercó por uno de los relatos que había subido a Facebook y me preguntaron si tenía más”.

Es el primer libro de la música y arquitecta, quien aprovechó el encierro pandémico para escribir. Dice que “salieron todos estos relatos como lluvia inesperada, sin querer”. Buena parte del material, de hecho, se enfoca en experiencias durante la pandemia de Covid-19 y en las reflexiones que le despertó aquel periodo de restricciones sanitarias y distancia social. Pero el conjunto de temas cristaliza una serie de intereses que, yendo de lo alto a lo bajo y de lo general a lo minúsculo, expresan una muy determinada sensibilidad y forma de mirar; algo así como un autorretrato impresionista en palabras.

¿La creación literaria es para usted “otro tipo de música”? ¿De dónde surge el título de este libro?
El título viene de mi trabajo a partir de la obra Four 6, de John Cage. Siempre me había gustado su forma de hacer música, pero nunca la había comprendido tan bien como cuando me tocó montar y leer sus partituras. Cuando entré en sus signos pude ver que por primera vez se llevaban al papel los sonidos del mundo. Lo que hace él es un scanner de cómo se producen los sonidos en el espacio. Trabaja con el azar, pero de un modo matemático. Cada vez que terminaba un concierto y paraba de leer las partituras, aparecía la metáfora de la partitura en el espacio cotidiano. Cuando entiendes la música desde el modo en que él la construye, todo es música. Podría extenderme horas para hablar sobre esto y me encantaría hacerlo algún día en algún taller o algo así. Pero bueno, a grandes rasgos se trata un poco de eso. Cuando aprendes a escuchar la música que nos envuelve en todo momento, hasta los ruidos más macabros son parte de esa partitura. Son música.

Registra distintas situaciones ocurridas durante la pandemia y el encierro. ¿Qué le reveló sobre usted y los demás aquella experiencia?
Me reveló sin querer todo lo que está escrito en el libro.

Cuando leí por primera vez el ‘Soliloquio del individuo’, a los 13 años lo admiré y me dije a mí misma ‘no puedo creer que el que escribió esto está aquí en la pieza de al lado’. No puedo creer que sintiéndome tan incomprendida en mi adolescencia este poema lo comprendía todo. (…) Si llegara a existir un poco de antipoesía en la forma en la que escribo la culpa no es mía. La culpa es de él.

En un momento confiesa que ha escrito siempre desde la rabia y que le gustaría empezar a hacerlo desde el amor. ¿Este libro es parte de ese intento? ¿Qué situación anímica diría que predominó durante la escritura?
La situación anímica creo que está en la frase de Juan Pablo II: “El amor es más fuerte”. Cuando escuché esa frase dicha por él, en esa época en que era una adolescente, me hizo tiritar. El tono en que la dijo era de una convicción total. Lo dijo casi con rabia. Cuando vino a Chile corrí a verlo. Lo vi arriba de su papamóvil transparente y, entre la multitud, en silencio, yo tenía esa frase en mi mente. Esa frase quedó metida en algún lugar del disco duro interno y creo que algo de eso hay en el libro. El amor permite al hombre volver a ser hombre, dice Marx.

Los árboles también tienen una presencia importante en estos textos. Una imagen que repite, de hecho, es la suya abrazando alguno. ¿Qué lugar ocupa la naturaleza en su vida?

Yo creo que para todo el mundo, la naturaleza ocupa un lugar importante. Hasta para los que la destruyen. Creo que si me salvé del encierro fue por recordar que existen los árboles. Me cuesta hablar sobre la pandemia, porque es traer esos recuerdos de encierro. Cuando los edificios se tapen de verde y las calles se transformen en parques continuos por donde nos podamos comunicar a pie, en bicicleta, vamos a poder darnos cuenta de que vivíamos en el infierno. Cuando las calles tengan lagunas con patos, animales, vacas, caballos, gallinas, huertos, ahí vamos a acordarnos del infierno en que vivíamos. Cuando abracemos un árbol vamos a decir por qué no lo hice antes. Creo que la “Carta del piel roja” es la que mejor explica tu pregunta. La situación anímica que tuve cuando escribí fue la de estar nadando en agua tibia. Fue la de mirar una montaña sin pensar en nada.

Relata momentos desagradables relacionados al negocio de la música. ¿Afectaron esas experiencias su vínculo con la creación?
No, por suerte no. Todas las puertas que te golpean en la nariz son antecedentes nada más. A veces eso te da más fuerza y le da una dirección a tu trabajo. Una voz. Una forma de enfrentarte o de transmitir o de resistir. De cambiar de rumbo. Te ayudan a abrir nuevos caminos. La resistencia tiene diferentes formas de expresión y si no fuera por todos los momentos desagradables, no existiría. Todo eso es material de trabajo. Son brochas y colores para tus pinturas.

Ignacio Echevarría dice que este es un libro lleno de antipoesía. ¿Nota en su sensibilidad, en sus fascinaciones, en su modo de ver, el influjo de Nicanor Parra, su padre?
Creo que sin querer. Me crie con él en toda la extensión de la palabra criar. Fue mi padre, mi madre y mi maestro. Cuando leí por primera vez el “Soliloquio del individuo”, a los 13 años lo admiré y me dije a mí misma “no puedo creer que el que escribió esto está aquí en la pieza de al lado”. No puedo creer que sintiéndome tan incomprendida en mi adolescencia este poema lo comprendía todo. Así fue como me inicié en una relación intelectual y terminé trabajando con él durante más de 30 años. Hicimos muchos proyectos juntos: editoriales, visuales, sonoros y arquitectónicos. Algunos salieron a la luz. Otros quedaron en maquetas. Si llegara a existir un poco de antipoesía en la forma en la que escribo la culpa no es mía. La culpa es de él. Según Rumi, lo que se hace es reescribir. Nadie escribe desde cero, todo es una reescritura de algo que ya se escribió antes. Y otro por ahí agregó que nadie entonces es dueño de su escritura, sino que es la comunidad la que hace que eso se escriba. Lo que algunos llaman el espíritu de la época. El espíritu de la época se encarga de que se reescriba en un momento presente algo que sucedió antes, de otro modo. Hay un poema de Teillier que explica muy bien esto. Mi padre es el espíritu de mi época que es esta que aún estoy viviendo. También Shakespeare, Marx, John Keats, Platón, Martín Fierro, Jodoroswky y todos los antipoetas que han existido. La antipoesía siempre ha estado, claro que mi padre la supo nombrar. O dicho de otro modo, quizás la supo sentar en sus rodillas.

 


Otro tipo de música, Colombina Parra, Literatura Random House, 2022, 188 páginas, $15.000.

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