“Villa Grimaldi, Tres Álamos, Cuatro Álamos, Londres 38, nunca termina de buscar, hasta el día de hoy sueña y sigue soñando que lo encuentra, por muy macabro que sea el hallazgo, en el mar o en el desierto. Fue sacado a las 8 de la mañana de su casa, un 30 de septiembre, llevado a la comisaría y de ahí no se supo más. Fue mil veces al retén y nada. Golpeaban la puerta y pensaba que era él, la puerta por donde salió permanece cerrada para siempre”.
por Milagros Abalo I 15 Septiembre 2023
Al trabajo no llegó, fue detenido en la plaza, la búsqueda comenzó en el Estadio Nacional, luego en el Juzgado, le hacían tantas preguntas, con qué ropa, con qué zapatos iba, dónde estaba el lunar, y las imágenes se le borraban, se le confundían, recordó cuando tenían siete, no recordaba si la muela rota estaba al lado derecho o al izquierdo. Tú que pudiste enterrar a tus muertos y tus muertos fueron tumbas fueron flores dices eso pasó hace tanto. La Serena, Copiapó, Antofagasta, Calama, Iquique, Arica, Pisagua, busca en todas partes, restos en esa inmensidad bajo las estrellas, pero en lugares tan grandes, tan idénticos como el desierto, donde cava y cava y camina y camina, todo es igual. Ha soñado que vuelve a pasar, lo ha visto otra vez, ha removido las astillas de la tierra con sus dedos para encontrar un pie, un diente, algo, dime quién eres, mira fotos de vértebras, falanges, alambres y fuera del horror no ve nada. ¿Los tiraron al mar, a los cerros, a dónde, en qué lugar desconocido están? Cuántos secretos guarda el mar, cuántos el desierto, cuántos huesos sin descanso ahí donde las estrellas se tocan con la mano, sabías que las estrellas mueren para dar espacio a otras y son las únicas que miran en el brillo de la noche. Ya no cree en nada, le enseñaron a no creer, pregunta y pregunta y nadie le da una respuesta o le dicen se fue con otra o le dicen está en el extranjero o le dicen los restos no serán entregados. Un domingo de octubre una camioneta se lo llevó, la búsqueda la fue marcando en su huella, todas las puertas se le cierran, golpea y nadie abre, como si nunca hubiera existido, queda en el aire, pero sigue el recorrido por tribunales, por los centros de tortura. En las manos lleva sus ropas, en la memoria el color de su piel, el color de sus ojos. Lleva cartas, lleva listas al Congreso, al Instituto Médico Legal, dime quién eres, dime: ¿eres el joven que fue mi hermano? Tantas veces ha estado ahí, como la que busca en la micro la cara de su hijo, en el tumulto, en el invierno piensa estará pasando frío, estará pasando hambre. Vaya a la Vicaría, le dice una nota anónima, tantas mujeres ahí, madres, esposas, hijas, hermanas, las que buscan, que no olvidan. Tú que pudiste enterrar a tus muertos y tus muertos fueron tumbas fueron flores dices eso pasó hace tanto. No tenía miedo de nada, salvo de morir sin encontrarlo. Villa Grimaldi, Tres Álamos, Cuatro Álamos, Londres 38, nunca termina de buscar, hasta el día de hoy sueña y sigue soñando que lo encuentra, por muy macabro que sea el hallazgo, en el mar o en el desierto. Fue sacado a las 8 de la mañana de su casa, un 30 de septiembre, llevado a la comisaría y de ahí no se supo más. Fue mil veces al retén y nada. Golpeaban la puerta y pensaba que era él, la puerta por donde salió permanece cerrada para siempre. Hasta cuando Dios me tenga lo buscaré. No pudo rehacer su vida, cómo iba a rehacerla sin un cuerpo, lo escondieron dice, de qué bestias nace ese castigo, agrega, no ha podido llorar, como tantas mujeres, cuántas habrá como ella, cuántas ha habido, la poeta rusa Anna Ajmátova cantó su peregrinar en las puertas de Leningrado, como las que buscan en todas las puertas de Chile, del dolor, de la muerte, de la desaparición, la puerta en las narices, la Historia se repite, no tiene la fuerza de antes, pero sí la fe, porque la fe dice no es otra cosa que amor. Va a la pampa y vuelve con la cabeza hundida en la arena, el día entero pasa, la vida pasa, el viento de la mañana barre con el presente y su semilla, barre con todo menos con su voz. Tú, que pudiste devolverlos a la tierra o en cenizas al aire dices para qué seguir, para qué queremos huesos: para seguir queremos huesos, un lugar en la tierra donde ponerlos, donde poner un nombre, una fecha, un primero de noviembre una flor. Una vida no se borra así nomás.